Durante
su ponencia, el profesor de la Universidad Nacional nacido en Togo, Maguemati
Wabgou, comentó su experiencia en la Bogotá de mediados de los años 60,
destacando la importancia de la música y esos espacios de divertimento que
lograban reunir a todos esos forasteros afrodescendientes en la capital
colombiana.
Temas
relacionados a los códigos de vestimenta y la presencia negra socialmente
hablando fueron los que el profesor Wabgou recorrió durante el inicio del
festival. ‘’Te preguntabas por qué la
persona no se te sienta al lado’’, expresó al hablar sobre los preceptos
segregacionales de la época. A mediados del siglo XX el mundo recién había
salido de la Segunda Guerra Mundial y Colombia estaba sintiendo los estragos
sociales de mala organización y Bogotá vivía la primera época migratoria
diferente a la esclavización recibiendo personal descendiente de antiguos
trabajadores africanos que se habían radicado en la costa atlántica y pacífica
del país. Tan fuerte era el impacto y tan limitada era la cantidad de negros en
la ciudad que, según explica cuando ‘’veían
a un negro se tocaban la rodilla por qué creían que verlo representaba buena
suerte’’.
Sin
embargo a lo anterior, dentro de la ponencia destacó una investigación
realizada por Rafael Díaz en relación a la presencia negra en Bogotá durante el
siglo XVIII.
Por
otro lado, dentro de la ponencia vieron luz puntos esenciales en el desarrollo
socio-cultural de la comunidad afrodescendiente en la ciudad como por ejemplo
la música y los sitios de encuentro ubicados en el centro que brindaban un
espacio de entretenimiento, diversificaban la vida del hombre negro en la
ciudad. ‘’Nos reuníamos en el centro en
la entrada de la emisora Nuevo Mundo (que en esos tiempos era cadena central de
Caracol), era un espacio para hacer y bailar la música que más nos gustaba’’.
Comentó
que según las investigaciones, apoyadas por la Universidad Nacional, los
códigos de vestuario de la época en la población afro variaban de acuerdo a la
costa de procedencia. Los chocoanos se caracterizaban por llevar siempre un
sombrero negro, mientras que los cartageneros simplemente lo omitían, eran un
poco más frescos a la hora de vestirse y actuar. La mayoría de las personas
afro que llegaban a la ciudad estudiaban derecho, según comenta, por ‘’la necesidad de defenderse’’.
Al
final de la ponencia Maguemati recordó cuán importante fue el programa Sábados
Felices en la conformación de prototipos de la comunidad afro y la manera
descarada en el que interpretaban a los negros en Bogotá con actores mestizos
cubiertos de pintura negra exagerando sus expresiones. Las tradiciones
africanas que quedaron instauradas en Colombia durante esa época de aceptación,
creación y desarrollo fueron regresando poco a poco al continente del origen,
instrumentos tradicionales como el tambor y la marimba de chonta.