Y digo, corrinche, porque parecía un festival en donde, como pocas veces, la comunidad negra en Bogotá se reunió para rendir tributo a sus tradiciones, a su música, a su baile, en paz y en alegría, obviando la calentura del final, pué.
Defiendo la entrega de premios y la creación de espacios en donde se pueda reunir la comunidad a conocer y disfrutar de las propuestas artístico-culturales que no tienen la suficiente difusión y que, valga la redundancia, no tienen los espacios necesarios para mostrarse y ser conocidas y reconocidas por la comunidad. Considero que los Premios Benkos Biohó del año 2014 lograron empalmar una serie de deseos que tenían las personas afrocolombianas en relación a un espacio cultural donde se reconozca esos avances ‘intelectuales’ de personas negras en Colombia. En algunas ocasiones se estigmatiza a LO NEGRO dentro de única y exclusivamente lo folclórico, los aportes tecnológicos, literarios y artísticos son ignorados y desconocidos porque no son difundidos con frecuencia, por eso es importante que esta clase de espacios existan, pero no como una pasarela de una alfombra roja donde lo que importa es la estatuilla y el reconocimiento, sino como un impulso para seguir en la siembra del grano de arena en pro del desarrollo de la comunidad afrodescendiente en Colombia.