Esas palabras de tintes épicos que lo hicieron pasar a la historia y hoy, después de 51 años, siguen retumbando en la historia de un país donde la premisa es la ''libertad'' que la comunidad afrodescendiente, a decir verdad, no ha sentido.
Nos gusta preguntarnos acerca de lo que estaría sintiendo Luther King, Jr. al ver después de 51 años lo que está sucediendo en su país; asesinatos de adolescentes afroamericanos a manos de la fuerza pública, múltiples protestas en pro de los derechos y en contra de la violencia que azotan el corazón de Missouri, St. Louis.
Hoy, después de 51 años, estando en otro mundo, si se puede decir de esta forma, estando a miles de millas del epicentro de este gran acto de humildad, libertad, sublimación, esperanza y fortaleza, recordamos un discurso que no solo está escrito en los múltiples libros de historia estadounidense, sino que, también está escrito en el corazón de cada una de las personas que hemos, hacemos y haremos parte de LO NEGRO, porque todos tenemos UN SUEÑO, el SUEÑO de que la discriminación se disipe y que, en Colombia, los negros e indígenas tengan las mismas oportunidades laborales y educaciones que los mestizos o blancos.
Martin Luther King, Jr. fue baleado seis años después de haber pronunciado aquel memorable discurso, asesinado porque cuando una ley es incorrecta el único camino es la desobediencia, la revolución. Porque desde tiempos inmemorables estamos acostumbrados a acabar con lo que consideramos diferente, porque aún somos unos animales tratando de sobrevivir en busca de aspectos que en vez de darnos vida nos la están quitando.
TENEMOS UN SUEÑO, SOMOS LO NEGRO Y QUEREMOS OPORTUNIDAD Y LIBERTAD PARA NUESTRO PUEBLO.